4 de abril de 2009

ENTRE LIMONES, de Chris Stewart



Hace ya unos días que me lo terminé, pero por un motivo o por otro, no me he sentido inspirada para contároslo... Ahora tampoco es que lo esté, pero es el momento y hay que aprovecharlo.
"Entre limones" es una historia singular, divertida, incluso simple, en la que su autor nos narra detenidamente cómo se ha adaptado a una casita (o cortijo) en plena sierra andaluza y sobre todo, a sus costumbres.
Mientras leía el libro, me acordaba continuamente de mi pueblo. Los que lo conocéis, pensaréis ¿ehhhhh? no está en la sierra, no hay montañas cerca, no hay río (es un pantano, hablando técnicamente).... pero cuando era chiquita, un matrimonio holandés apareció por allí, se metieron en una casa destruida y la empezaron a arreglar, hasta que la han hecho suya, y por allí siguen.
Nunca me había parado a pensar en cómo se sintieron al llegar, qué les parecían nuestras costumbres, cómo se aclimataron. Y con este libro lo he pensado por primera vez. Yo sólo los recuerdos como "los holandeses", nos daban clases de inglés en las escuelas, nos invitaban a su casa (que por cierto, la recuerdo muuuy oscura...) y siempre estaban sus perros por allí rondando.
Las anécdotas que cuenta este libro no serán nada parecidas a las que, supongo, ellos vivieron, pero podrían hacer un libro igualmente: las matanzas en invierno, las fiestas del pueblo, la Semana Santa con sus hogueras y sus procesiones (porque aunque seamos pocos, sacábamos las imágenes en procesiones, eh!!), y tantas odiseas que habrán pasado. A ellos les vi por primera vez en mi vida una placa solar en el balcón de forja (como al autor con sus aparatos para esquilar...). Aty y Eduardo o "Los holandeses", como toda la vida los hemos llamado, no se quedaron en mi pueblo a vivir, no renunciaron a su ciudad natal, aunque siguen yendo al pueblo, vacaciones tras vacaciones, disfrutando de esa tranquilidad y esa paz que todos encontramos allí.
La verdad es que me ha gustado el libro, quizás por mi vena pueblerina (y porque soy doña anhelo mis veranos en el pueblo), quizás porque me ha hecho reír en privado y en público, no lo sé, pero volvería a leérmelo.
Por cierto, para quien aún no lo sepa (raro si me conoce) mi pueblo es Salvatierra de Tormes (Salamanca), y es el más bonito que existe!!!