Todo el mundo habla de este libro. Sólo había oído críticas positivas de él, así que era impensable no comprármelo ni leerlo, claro.
Me lo he leído en 3 días, 72 horas de viaje a una cerca sin final.
Normalmente, cuando coges un libro, siempre vamos a la parte de atrás a leer de qué va, si la historia nos interesa, quién lo escribe, comentarios... pero en este caso, no te dice nada, te deja que seas tú quien descubra la historia.
Por todo eso, yo tampoco voy a contar aquí de qué trata. Sólo diré que a mi me ha sorprendido. El título no me hacía pensar en esta historia, lo enfocaba más a un historia de aventuras. Eso sí, en el primer capítulo, cuando me di cuenta de qué trataba, entendí el título por completo.
Si te decides a leerlo, como bien dice en la contraportada, viajarás con Bruno, un niño inocente a sus 9 años, a un mundo que no comprende, en el que no encuentra el sentido de nada de lo que sucede alrededor. Pero que aún así, consigue ser feliz. O eso parece.
El libro deja muchos temas en el aire. Te presenta la información indirectamente, y eres tú, el lector, el que vas a ir deduciendo qué sucede. En ningún momento habla claro, aunque todo el que lo lee, lo entiende perfectamente.
Historia sencilla, quizás real, seguro dura y dolorosa de escuchar desde un punto de vista tan inocente, tan simple, tan real, como el de un niño de 9 años, que crea unos sentimientos difíciles de explicar, al menos en mi caso. Pero eso sí, muy tristes y angustiosos. Casi parece que me falta respirar.
Suelo poner citas que me gustan del libro. En este caso tan solo escribiré las páginas donde se encuentran, así no desvelaré la trama.
Pág. 58: el último párrafo, el pensamiento de un niño de 9 años, su ingenuidad.
Págs. 181, 182 y 183: el descubrimiento de la realidad.
Bueno, hay una cita que sí pondré, no desvela nada, pero me gusta:
"Antes has hablado tú, Matthias -- precisó la abuela --. Yo no era más que la pared vacía a la que dirigías tus palabras. Como siempre."
Me lo he leído en 3 días, 72 horas de viaje a una cerca sin final.
Normalmente, cuando coges un libro, siempre vamos a la parte de atrás a leer de qué va, si la historia nos interesa, quién lo escribe, comentarios... pero en este caso, no te dice nada, te deja que seas tú quien descubra la historia.
Por todo eso, yo tampoco voy a contar aquí de qué trata. Sólo diré que a mi me ha sorprendido. El título no me hacía pensar en esta historia, lo enfocaba más a un historia de aventuras. Eso sí, en el primer capítulo, cuando me di cuenta de qué trataba, entendí el título por completo.
Si te decides a leerlo, como bien dice en la contraportada, viajarás con Bruno, un niño inocente a sus 9 años, a un mundo que no comprende, en el que no encuentra el sentido de nada de lo que sucede alrededor. Pero que aún así, consigue ser feliz. O eso parece.
El libro deja muchos temas en el aire. Te presenta la información indirectamente, y eres tú, el lector, el que vas a ir deduciendo qué sucede. En ningún momento habla claro, aunque todo el que lo lee, lo entiende perfectamente.
Historia sencilla, quizás real, seguro dura y dolorosa de escuchar desde un punto de vista tan inocente, tan simple, tan real, como el de un niño de 9 años, que crea unos sentimientos difíciles de explicar, al menos en mi caso. Pero eso sí, muy tristes y angustiosos. Casi parece que me falta respirar.
Suelo poner citas que me gustan del libro. En este caso tan solo escribiré las páginas donde se encuentran, así no desvelaré la trama.
Pág. 58: el último párrafo, el pensamiento de un niño de 9 años, su ingenuidad.
Págs. 181, 182 y 183: el descubrimiento de la realidad.
Bueno, hay una cita que sí pondré, no desvela nada, pero me gusta:
"Antes has hablado tú, Matthias -- precisó la abuela --. Yo no era más que la pared vacía a la que dirigías tus palabras. Como siempre."