21 de agosto de 2008

LA NOCHE DEL ORÁCULO, de Paul Auster




Paul Auster nos sorprende en esta novela contando una historia dentro de otra. En un momento dado, incluso pensé que el cauce del libro iba a parecerse a una de esas imágenes en espejo, en las que se ve una dentro de otra infinitamente. O a esas muñecas rusas, que siempre aparece una cuando abres la anterior. Menos mal que no fue así.
Sidney Orr es el protagonista, recién recuperado de una enfermedad muy grave, vuelve a su rutina y vuelve a escribir, basándose en un breve relato, en el que el protagonista empieza una nueva vida, dejando atrás todo su pasado.
Es como ese sueño que a veces tenemos, de desaparecer, irnos lejos y empezar todo de nuevo. Sin ninguna causa ni razón, sin ningún problema, sin ningún obstáculo en el camino. Simplemente por el hecho de volver a empezar, de crearnos una nueva personalidad, de nacer de nuevo, ya con todos los sentidos.
Pero no es tan fácil.
A pesar de este juego de historias, lo importante del libro viene al final. En las últimas páginas da un vuelco completo a la narración. Quizás con algunos puntos previsibles. Quizás con otros un tanto filosóficos.
Y me ha gustado. Me ha hecho pensar en la importancia de las palabras. De lo que escribimos. De lo que deseamos. De lo que tememos. ¿Será cierto cuando decimos -ten cuidado con lo que sueñas......, que se puede cumplir-???
Allá van algunas frasecitas interesantes.
"Qué impresión producía el rojo de la sangre contra el blanco del lavabo de porcelana, pensé. Con cuánta viveza llegaba aquel color a la imaginación, vaya sacudida estética. En comparación, los demás fluidos que segregábamos eran pálidos, chorritos apagados." El color rojo, tan lleno de vida, tan lleno de importancia, tan necesario para vivir...
"Había enviado a su protagonista al futuro, pero cuánto más lo pensaba, más seguro estaba de que la mayoría de nosotros habría preferido ir a parar al pasado." Qué razón. No quiero saber qué me depara el futuro, prefiero volver al pasado, viajar a la Edad Media, conocer a mi madre cuando era pequeña y jugaba en el pueblo, ver a mis padres enamorarse...
"En los sueños no se muere la gente, ¿sabes?"
Y por último la frase que más me ha gustado:
"Si las palabras podían matar, entonces debía tener cuidado con la lengua para no expresar jamás dudas ni ningún pensamiento negativo" Creo que yo también voy a tener más cuidado con mis palabras.
Y todo irá genial!!!

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