2 de abril de 2011

AFTER DARK, de Haruki Murakami


A pesar de que el anterior (y único) libro de Haruki Murakami que me leí me dejó anímicamente por los suelos, me compré otro del mismo autor. Realmente no tiene nada que ver. Lo que me dejó triste fue la historia de tokio blues y el momento de mi vida en el que me encontraba. Porque el autor realmente me gustó. Así que cuando hace poco más de un mes encontré este libro en el aeropuerto, y necesitaba algo para pasar el tiempo de espera, pues no dudé en cogerlo.

Me enganché desde la primera página a las 3 historias del libro. Mari, sola, leyendo en un bar, esperando a que llegue la mañana para cogerse un tren de camino a casa. Eri, durmiendo en su cama plácidamente. Y un hotel por horas, en el que se produce una brutal paliza. Visto así, no parece tener ni pies ni cabeza. Pero lo bueno de Haruki es cómo lo escribe, y cómo todo va cobrando sentido.

Me gustó por no ser la típica novela que suelo leer. No debería sorprenderme, porque mi pequeña experiencia con novelas orientales me dice que son diferentes. En ellas no existe un bueno y un malo que muere. No hablan del amor perfecto de las películas americanas. La protagonista no es una mujer increíble, rica y bien posicionada pero que está triste simplemente porque no tiene un hombre a su lado (como si eso fuera lo único que te puede dar la felicidad). Haruki habla de sentimientos, de emociones, de sensaciones, de casualidades, de vidas paralelas, de encuentros insospechados, de lugares mágicos, de habitaciones oscuras, de sonidos, olores... Tan sólo me sobra la tele de la habitación de Eri... no termino de entenderlo... Pero supongo que es porque no me he parado a pensarlo detenidamente....

Y es que con este libro he llegado a sentirme la protagonista, me he imaginado a mí misma como Mari y he puesto los parques de mi barrio como escenarios. Quizás no sea la mejor historia para hacer de protagonista, pero ha molado!!!

LAS COSAS QUE NO NOS DIJIMOS, de Marc Levy


El título del libro es completamente aclaratorio: "las cosas que no nos dijimos".

La mayoría de nosotros vivimos acelerados, día tras día, sin tiempo para decirnos todas las cosas que nos apetecería decir a la gente que tenemos cerca. Pero muchas veces el tiempo va pasando, y esas cosas van quedando cada vez más escondidas. Nos olvidamos de lo que teníamos que decirle a quien tenemos al lado. Y llega un momento que es demasiado tarde. O simplemente, nos olvidamos de cómo decirlas.

Julia se va a casar con Adam, y justo antes de la boda, su padre muere y tiene que anular la boda. A partir de ahí, empieza un viaje en el que Julia "conocerá" a su padre después de casi 20 años de nula relación, y por supuesto, se conocerá a sí misma.

Es una historia preciosa de amor en todos los sentidos. De cómo los hechos del pasado influyen en el presente. De cómo la cabezonería y el orgullo rompen relaciones que no deberían estar rotas.

Muchas veces tengo ganas de decir a la gente que tengo alrededor lo mucho que os quiero, daros las gracias por haberme escuchado, por pedirme ayuda, por hacerme reír. Pero no lo digo. También sé que la gente que está a mi alrededor, realmente sabe que lo pienso, aunque no lo diga. Y lo peor es que después de mis casi 30 años, ya no sé cómo decirlo, y me conformo con pensar que sabéis que os quiero.

Pero es una pena ver cómo día a día, mis enanos de 3 años, son capaces de decir SIN MIEDO que me quieren, o que me han echado de menos, de dar veinte abrazos en 1 hora, de salir corriendo a besar a un amigo si ha estado malito en casa durante 2 días, de dar las gracias o pedir perdón. Y en cambio, los mayores, que nos creemos adultos y más inteligentes que los niños de 3 años, tenemos miedo de decir o demostrar cuánto queremos a los que tenemos cerca (o a unos cuantos kilómetros de distancia). Crecemos, vivimos, experimentamos, reímos, lloramos, y todo esto ¿debe conllevar hacernos más fríos?